Queríamos que nuestra boda fuera simple sin perder el cuidado por la belleza. Era importante para nosotros estar rodeados de nuestro círculo más íntimo para poder centrarnos, sobre todo, en nuestro amor profundo y la Promesa que haríamos para siempre. 
Elegimos las increíbles montañas de Las Leñas, Malargüe, a 204 km de casa, un lugar que cada vez que visitamos nos deja impresionados por su belleza. Tres meses antes, recorriendo la ruta  y observando a cada lado, vimos el cuadro perfecto. Nos bajamos del auto diciendo "acá es", a 5 km antes de llegar a la pista de Ski. 
Cerca de ese lugar hay un pequeño pueblo turístico llamado Los Molles, donde celebramos durante la cena en un acogedor hotel de montaña, con fogón y ventanas gigantes. También contábamos con el interior del hotel para hacer la ceremonia si el clima se tornaba frío. Estábamos abiertos a los cambios de último momento; sabíamos que nos estábamos casando al pie de la Cordillera. 
Sin embargo, el clima de ese día no pudo haber estado mejor.  Durante la ceremonia fue cálido y sereno. Nos leímos los votos que escribimos, nos colocamos los anillos, agradecimos a nuestros papás por el ejemplo de Familia que nos dieron y les pedimos que nos bendigan. Son ellos quienes han sembrado en nosotros siempre, y queríamos honrarlos. Así que lo hicieron y toda nuestra familia nos rodeó para orar por este nuevo comienzo. 
Al finalizar la ceremonia, comenzó a llover. Hacia nuestras espaldas había una tormenta eléctrica y un poco más allá, la cima de una montaña se volvió blanca, ¡estaba nevando! Tuvimos todas las estaciones en un mismo día, y eso para nosotros tuvo tanto sentido, porque sentíamos como si Dios nos dijera "estoy disfrutando con ustedes" (sólo Él sabe que dijimos "sería hermoso que llueva después de la ceremonia", pero no nos imaginábamos que iba a cumplir ese deseo). 
Lo de las cabritas, es una anécdota. Nada de eso estaba planeado.  Siempre dijimos que queríamos hacer fotos de una novia rodeada de chivitos (no sé por qué, nos parecía copado). Cuando nos tomamos un tiempo para nosotros con Tom, el fotógrafo, literalmente no sabemos de dónde, apareció un hombre a caballo arreando sus cabras y, justo, JUSTO, pasó al lado nuestro. Obvio, Tom aprovechó a disparar y obtuvimos unas de nuestras fotos favoritas. 
Ya en el hotel, que habíamos decorado el día anterior con ayuda de nuestros papás, disfrutamos una noche super relajada. Comimos nuestras comidas favoritas (fiambres, costillas de cerdo agridulces y pastas). Nuestros hermanos cocinaron la mesa dulce, lo que lo hizo aun más especial.  Jugamos al pool, prendimos la fogata y cantamos un rato en el living. Todo fue simple pero tan lleno de significado... ¡estamos tan agradecidos!
Si nos casáramos otra vez, lo haríamos de la misma manera. Fue perfecto.  
Lugar de ceremonia: Las Leñas, Malargüe, Mendoza
Lugar de encuentro: Hotel Hualum, Los Molles, Malargüe, Mendoza
Fotógrafo: Tom Escobar
Vestido: Ana Claudia
Traje: Adolfo López Sastrería
Alianzas: VASHA 
Alquiler de Decoración & Vajilla: Arrayan Productora

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